jueves, 12 de enero de 2012

El pez por la boca muere

(o como algunos machipresidentes transcurren sus mandatos boqueando)


Si, Rafael Correa no pudo con su genio y el último día del año 2011 actualizó su machismo como si fuera su estado de Facebook: “me contaron unas piernas y unas minifaldas impresionantes, guapísimas las asambleístas”.
            Ay, don Rafael… El mejor piropo es no subestimar ni reducir a la mujer a la condición de carne erótica para ser mirada. Su expresión “Qué asambleístas que tenemos guapísimas, ahh, eh Corcho hay que aumentarles el sueldo eh, porque no tuvieron plata para comprar suficiente tela y todas  con unas minifaldas dios mío” deja una duda: ¿las estaba criticando por lo bajo o estaba externalizando el machismo cavernícola tan típico de nuestros países? Me recuerda los comentarios sexistas que recibió la diputada argentina Victoria Donda el día de su asunción a causa de su vestimenta.
            Y ya que estamos en el baile, sigamos bailando, señor Presidente… o sigamos de farra, como dice usted: “yo no sé si la equidad de género mejora la democracia; lo que sí es seguro es que ha mejorado la farra impresionantemente, ha mejorado el buen vivir porque se armó una farra”.
            ¿Sabe que? Me ha complicado el día, porque ya tenía un artículo terminado sobre machismo en el poder, pero he tenido que seguir escribiendo. Creo que voy a armar la Wikipedia del machismo latinoamericano (y del Caribe y del mundo entero) para que vayamos actualizando las entradas en tiempo real. Es que así no se puede: monitorear los exabruptos (¿o exa-brutos?) de tantos machipresidentes y dejar sentada la defensa de género es tarea full-time. Y una tiene además que trabajar, atender la casa, estudiar y alargarse la minifalda, qué tanto.
            Así que, señores presidentes, mandatarios del mundo, funcionarios públicos y representantes políticos, dejen nuestras minifaldas y escotes en paz. Mejor abóquense a generar políticas públicas que mejoren las condiciones de vida de los cuerpos que rellenan esas minifaldas.
            Y después sí, nos vamos tod@s de farra, ciudadanas y ciudadanos con o sin minifalda, a celebrar sin distinción de género una democracia fortalecida. Pero mientras tanto, deje que sobre nuestra ropa opinen Dolce y Gabbana o Versace y que Hugh Hefner comente atributos femeninos. La Presidencia está para otra cosa.-
@martagaba